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LA FUERZA DE VOLUNTAD VS PEREZA

No hay nada como un domingo para descansar y relajarse… bueno eso es lo que creía antes de leer, investigar y aprender sobre la fuerza de voluntad.

Descansar es bueno para el cuerpo, para la mente y para el alma pero hay que ganarse ese descanso. No hay mayor pecado que comer cuando el cuerpo no necesita los alimentos, descansar sin haber hecho ejercicio todo el día o estar triste sin motivo.

Si quieres descansar y relajarte debes ganarte el derecho a hacerlo.

Un buen fin de semana solo es bueno si durante la semana hemos producido muchas cosas de utilidad en nuestro trabajo.

El descanso es bien merecido si hemos trabajado disciplinadamente.

La maldición del siglo 21 es que podemos trabajar sentados en una oficina quemándonos los ojos y saturando nuestros cerebros, la mente se cansa, los ojos se cansan pero el cuerpo está lleno de energía. Te propongo que hagas 5 minutos de ejercicio por cada hora de trabajo y cuando llegues a tu casa trata de hacer unos 10 minutos de ejercicio cardiovascular. Por lo menos así te acostarás con el cuerpo cansado y la mente agotada. En ese momento tu descanso será bien merecido.

Algo muy interesante que escuché hace algunos años es que “aprender” es sinónimo de “progresar”, “cambiar” y “mejorar”. Esto significa que aunque hayas ido a la universidad, aunque hayas leído cientos de libros, aunque hayas asistido a decenas de seminarios… si tu personalidad sigue siendo la misma, si sigues siendo el mismo flojo, el mismo mentiroso, el mismo egoísta, el mismo ser irracional e iracundo… entonces no has aprendido nada. Aprender es cambiar. Si aprendes un tema hasta “dominarlo” la estructura de tu cerebro cambia, se desarrolla más y te vuelves hábil para solucionar los problemas que se presentan en tu vida personal, social y profesional.

Cada pequeño acto que realizas modifica tu cerebro, y si adquieres hábitos disciplinados día a día, tu fuerza de voluntad crece y se puede utilizar en otro aspecto de tu vida. Tiende tu cama cuando te despiertes, barre tu habitación todos los días, lava tu ropa cada fin de semana, haz tus tareas el mismo día que las recibes, haz 30 minutos de ejercicio cada día…

Toda la energía que necesitas está dentro de ti, pero es necesario que dirijas todas tus fuerzas hacia el logro de una meta que realmente desees conquistar.

En resumen la fuerza de voluntad es concentrarse en un objetivo hasta lograrlo. La fuerza de voluntad te da enfoque y poder, como un rayo láser de 10 watts, un haz de luz tan concentrado que puede recorrer kilómetros sin distorsionarse. En cambio la flojera es típica de una mente dispersa, distraída y sin objetivos como una vela tratando de iluminar una habitación, una luz débil y tenue que trata de llegar a todos lados pero no llega a ninguno.

Si quieres definir tristeza imagina a un hombre sin propósito en la vida, acostado en su cama con el televisor encendido y chateando por WhatsApp o Facebook sin producir nada para nadie, sin hacer nada para nadie.

Si quieres definir felicidad piensa en una persona enamorada de su propósito en la vida.

Si quieres definir alegría imagina a un hombre trabajando día a día enfocado en el logro de sus objetivos más nobles.