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Oración milagrosa a San Cipriano

San Cipriano es venerado como un santo propicio para deshacer hechicerías y trabajos de magia negra.

A este santo se le atribuye la autoría de gran parte de un grimorio titulado Libro de San Cipriano.

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Oración milagrosa a San Cipriano#1

Bendito San Cipriano, Santo y Hechicero, Mago y Cristiano devoto

En ti encuentro consuelo y te pido que intercedas por mi ante Dios

Tú que conoces bien la magia blanca y la magia negra

Tú que tuviste de aliados a diablos y demonios

Tú que descubriste que el maligno tiene los poderes limitados

Tú que rechazaste a lucifer por su debilidad

Tú santo bendito que estuviste tanto en el infierno como en el cielo

Te pido que con tus poderes me ayudes a

(Escribe aquí tu petición)

Sé que tu me ayudarás a lograr este milagro con tu intercesión celestial

Porque tú sabes que el poder más grande es el poder de Dios

Tú que sabes que los demonios no pueden influir en los que tenemos FE

Como Santa Justina no pudo ser hechizada Por los demonios

porque tenía la marca de la Cruz de San Bartolomé en la mano

Hoy marco una cruz en mi pecho con la sangre del cordero y 

Proclamo mi FE INAMOVIBLE en la Santísima Trinidad

Amadísimo San Cipriano 

Gracias por tu ayuda

Amén.

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Infancia de San Cipriano#1

Se supone que Cipriano fue consagrado por sus padres al nacer a la diosa Afrodita, y de ahí el origen de su nombre, que en griego es Kiprian, por la isla de Chipre,

en cuyas orillas se dice que nació la referida diosa del amor y la belleza, llamada también Cipris.

Al parecer, la familia de Cipriano pertenecía a una larga tradición de magos y sacerdotes paganos.

El padre de Cipriano quería que su hijo fuese sacerdote del templo de Júpiter, por lo que le dio una educación esmerada.

Ya desde pequeño, Cipriano leyó la Vida de Apolonio de Tiana, de Filóstrato de Atenas.

A los cinco años fue consagrado en el templo de Apolo, y a los diez en los de Démeter y Perséfone.

También pudo tener acceso a la Historia Natural de Plinio el Viejo, y al pasaje referido al dios único.

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Juventud y viajes de San Cipriano#1

En su juventud, Cipriano pudo haber sido iniciado en los misterios de Mitra, Orfeo e Isis, además de los grandes misterios eleusinos.

Aunque la instrucción mágica de Cipriano se encaminó primero por la teurgia (rama benéfica y «blanca» de la magia griega), pronto se desvió hacia la goetia, una rama mucho más tenebrosa y oscura.

Los lugares que visitó Cipriano durante su instrucción como mago no resultan claros, pero pudo haber ido a Caldea, en donde recibió instrucción astrológica y numerológica.

También pudo haber llegado hasta Alejandría, en Egipto, e incluso hasta Menfis, en donde se completaría su instrucción en lo relativo a invocaciones, pactos y comunicación con los demonios.

Incluso existe la versión de que llegó a la actual Salamanca, en España.

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San Cipriano conoce a Santa Justina#1

Al cumplir treinta años, Cipriano regresó a Antioquía, su ciudad natal, en la que se desempeñó como brujo, alcanzando gran notoriedad entre la población.

En Antioquía se retiró a una cueva, donde se dice que, por medio de oscuros rituales que incluían sacrificios animales y humanos, logró entrar en contacto con el Maligno,

quien le dictó gran parte de lo que consignaría en los manuscritos que posteriormente formarían su grimorio, conocido como Libro de San Cipriano.

La leyenda afirma que un día, mientras Cipriano salía del templo de Mercurio, se le acercó un joven llamado Agladio, quien le solicitó concederle el amor de una joven hermosa y virgen, llamada Justina, hija de Edesio y Cledonia.

Justina era cristiana y por intermedio suyo sus padres se habían convertido también al cristianismo. Cipriano le prometió a Agladio que muy pronto obtendría el amor de Justina;

sin embargo, luego de ver a la muchacha, quedó prendado de su belleza y desde ese momento la quiso solo para sí.

Luego de mucho intentarlo sin éxito, Cipriano preguntó a los demonios cuál era la razón por la que sus hechizos no conseguían el amor de la muchacha;

entonces Lucifer en persona le dijo que la razón era la fe de Justina en Jesucristo y una marca de la Cruz de San Bartolomé que ella tenía en una mano.

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Conversión de San Cipriano al Cristianismo#1

Luego de saber la causa de su fracaso, Cipriano decidió convertirse a la fe en Jesucristo.

Justina lo acogió con dulzura y lo puso bajo la tutela del obispo Eusebio. En poco tiempo, Cipriano llegó a ser diácono, sacerdote y finalmente obispo de Antioquía.

El joven Agladio también se convirtió al cristianismo, donó todos sus bienes a los pobres y llevó desde entonces una vida de castidad y humildad